Películas (cero)
Escrito por Matías | 4 de junio de 2010 1:19 | Dejame un comentario (los del globito ya escribieron)
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Hoy es un día perfecto para ver El Viaje de Chihiro.
También conocida como Spirited Away y Sen to Chihiro no kamikakushi, esta peli resulta ser mi favorita.
Hay un sitio que se llama mondosonoro.com que antes tenía una sección en la que recomendaba películas. Un día entré y leí sobre Everything is Illuminated. Decidí bajarla y verla. Me pareció una peli excelente, la disfruté mucho. Tiempo después entré de nuevo y vi que la siguiente película recomendada era El Viaje de Chihiro. Tenía menos expectativas que la primera vez pero igualmente la bajé.
Yo no veo una peli así nomás. Quiero decir, me gusta ponerme cómodo, acomodar la luz, preferentemente tener comida cerca, asegurarme de no tener ni frío ni calor, etcétera. Yo todavía vivía en la casa de mis papás. Acondicioné mi cuarto para la ocasión y le di play. La peli empezó con un ritmo moderado. Le fui dando espacio al argumento, conociendo a los personajes, dejándome vestir por la música. La historia transcurre suave, no es como darse un chapuzón. No hay que esforzarse, solamente darle espacio. Como si alguien fuese a darte un masaje con las palmas de las manos. A medida que la película avanza, si el espectador lo permite, los personajes sabrán que uno está mirándolos y ellos van a disimularlo y mantendrán sus conversaciones pero sin perder su intimidad. Lo que sucede es que uno pasa a ser parte de esa intimidad. También si el espectador lo permite, la música dejará de vestirlo y pasará a abrigarlo y luego a recorrerlo. Le harán cosquillas. Lo tocarán en un hombro y se escondarán en el otro.
Chihiro ama sincera. Tiene la inocencia sin contaminar. Y seguro tocaría muy bien el piano.
La discusión sobre si la felicidad viene en forma de instantes o si es una actitud de vida la vengo teniendo conmigo mismo desde hace años y aún no conozco la respuesta. Es más, durante la mayor parte del tiempo ni siquiera sé si soy feliz.
No sé cuánto tiempo había transcurrido de la película pero en un momento salí de ella. Me di cuenta de que había estado sumergido y me encontré acurrucado en la silla, abrazándome las rodillas y con la sonrisa grabada en la cara. Supe que hacía un rato que estaba de esa forma. Los violines, los vientos y los timbales me tenían sin respiro. Estaba igual de lejos que siempre de la respuesta a mi dilema sobre la felicidad. Sin embargo, en ese momento supe que estaba siendo feliz.
La película es una delicia. Es enamorarse. Es viajar.
Es volver a ser chico por un rato. Y que ese día sea tu cumpleaños.
Al final nunca la vi...