Habilidad o cosa e' mandinga

Escrito por Matías | 27 de abril de 2010 2:25 | Dejame un comentario (los del globito ya escribieron)

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"Hay cosas para las que uno es bueno y otras para las que no".

Frase que me ha sido repetida por mi entorno más cercano desde que yo era apenas un infante. Cierta, no? Sí, cierta. Objetivo? Quién sabe...? Probablemente mitigar el dolor causado por alguna derrota argumentando que si bien yo acababa de perder todas mis figuritas ante la impecable habilidad de mi contrincante jugando a la tapadita; probablemente sería yo el ganador si jugáramos a ver quién sabe más versos de memoria del Martín Fierro.

Más allá de la trivialidad usada para consolar a un pobre prepúber, yo quiero ir un paso más allá y reflexionar no sobre lo que uno es bueno o malo sino sobre lo que uno es brillante o destacablemente paupérrimo.

Un punto importante a resaltar es que debemos dejar de lado aquellas deficiencias físicas que nos derrumban determinadas habilidades. Por ejemplo, yo no veo bien; más aún, veo mucho peor de un ojo que del otro. Además del perjuicio evidente que eso me genera, vale aclarar que no tengo visión 3d. A ver... no es que vivo en un mundo de dos dimensiones... pero más o menos. No puedo jugar al tenis. No es que no vea la pelota, ¡sí la veo! el tema es que la percibo como si estuviera quieta en el aire, como levitando, estática, a lo sumo cambiando un poquito de tamaño, recién cuando está a... digamos... dos ó tres metros, veo que se acerca, lo cual me da tiempo a improvisar un movimiento de primate enyesado, errarle y permitirle al contrincante darse cuenta de que el partido va a ser un embole. Otro ejemplo es el cine 3d. Hace poco estuve en Chicago y fuimos a un planetario donde pasaban una peli en 3d donde mostraban todas esas cosas del espacio... planetas, estrellas, satélites... Y de repente aparecía un meteorito que se agrandaba, se agrandaba, se agrandaba, y todos ¡WOOOOOH! Se tiraban para atrás en la butaca y yo... "¡ehh... che, que está re lejos todavía, sólo se hizo más grande!".

Bueno, pero el post era de habilidades brillantes o destacablemente paupérrimas.


Ahora estoy un poco fuera de estado pero cuando era más chico tenía dos habilidades que, además de ser brillantes, estoy seguro de que serán la envidia de todos los lectores... Primera: abrumadora rapidez para realizar cambios de base de numeración. Por ejemplo, alguien me decía "cómo es 311 en base 2" y al instante: "100110111". Obviamente lo más destacable era la numeración binaria, pero también me las ingeniaba bastante bien con ternaria y octal. Segunda: puedo percibir sonidos agudísimos. Nunca hicimos la prueba, pero mi amigo Dany está seguro de que soy capaz de oir el sonido que produce un silbato para perros. Admirable.

Finalmente, dos deliciosas deficiencias que poseo que a este punto son de público conocimiento. Primera: sentido de la ubicación. Les juro que no exagero, para mí tengo un problema neurológico. Nada que no me deje vivir, eh. Pero no sé... para mí que una parte del cerebro no se me terminó de desarrollar, algo así. "¿Hacia dónde está el río?" y "¿Ya terminaste de dar la vuelta manzana o aún tenés que doblar una vez más?" son preguntas que nunca soy capaz de responder. Segunda: encastre. No soy capaz de seguir instrucciones para armar/unir algo. Es sencillo: tengo las instrucciones, tengo la imagen del dispositivo armado, tengo las partes, pero carezco de un proceso mental que me permita hacer interactuar todo eso para cumplir con el objetivo.

Creer o reventar, eh.

Reflexión previa a romper un corazón

Escrito por Matías | 12 de abril de 2010 2:36 | Dejame un comentario (los del globito ya escribieron)

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Bue... romper un corazón. "Pará... exagerado!" me diría un escéptico, con toda la razón, claro. Bueno, podemos llamarlo hacerte pasar unos momentos de mierda; acelerar unilateralmente el proceso destructivo de la pareja; derrumbar todos los proyectos, ilusiones y esperanzas que uno construyó imaginariamente al lado de otra persona; etcétera. Hasta ahí estamos.


El problema es el después.

El paso número 1 para superar cualquier pena de amor consiste en proyectar toooda la culpa en el otro miembro de la pareja. Todos coincidimos en que aquella persona despiadada, egoísta, inescrupulosa, poca cosa, cobarde e hija de puta, es la culpable primera y única de todos los males momentáneos que nos rodean.
Sin embargo, este artilugio no siempre resulta suficiente. Hay personas que mezclan una sofisticada hermosura con bilis hepático, una dulzura rancia, una heroica incapacidad para construir felicidad y una imbecilidad superlativa.
Es entonces, en este caso, cuando se debe recurrir al paso número 2.

El paso número 2 es sumamente peligroso, fundamentalmente porque uno considera que está superando el asunto. Y en cierto modo sí y en cierto modo, no. Este paso consiste en la racionalización y posterior desvalorización del amor. El razonamiento es básico y simple: si no tiene valor, tampoco lo tiene perderlo. Entonces uno cae en falsas autosuperaciones, en correr el foco a los logros profesionales, en sexo huérfano y en "el amor es una mierda".
El dolor se irá, es cierto. Pero lo grave de este síndrome es que el individuo mantendrá sus barreras altas y su prohibición cual anticuerpos para la pena de amor y se volverá amargamente inmune a la dulce vulnerabilidad del enamoramiento.

Es entonces que si usted está a punto de romperle el corazón a alguien, piénselo bien. Tómese el tiempo, desenamore, aburra, frustre.
No sea cosa de que engendre un inenamorable que ande dando vueltas por ahí.

Sinónimos

Escrito por Matías | 7 de abril de 2010 0:50 | Dejame un comentario (los del globito ya escribieron)

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Esta semana he aprendido las siguientes expresiones análogas:

Redundancia.

Se te está pelando la pelada.

Boludo, por más que San Pedro esté ventoso en Semana Santa, el sol pega igual y tenés que ponerte protector solar en la cabeza dada tu precoz condición de calvo, excepto que quieras dejar una estela cutánea a tu paso durante los días subsiguientes.

Verdades I

Escrito por Matías | 0:46 | Dejame un comentario (los del globito ya escribieron)

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Es verdad que el jabón Lux con durazno y chantilly hidratante te deja la piel deliciosamente aterciopelada...

No me canso de acariciarme el brazo. Es tan... deliciosamente aterciopelado...